CENA DEL HAMBRE 2017: ASÍ FUE

La Cena del Hambre 2017 ha sido un éxito gracias al trabajo de toda la comunidad.
Vuestra labor en la preparación de la Eucaristía, el gesto de la reflexión, la elaboración de los sacos de comida que estarán en vuestras estanterías para no olvidar nunca que cada día hay mucha gente en el mundo que os necesita, no hubiese sido posible sin vosotros.
Los jóvenes han sido protagonistas, una vez más, de esta celebración. ¡¡¡Gracias chicos!!!
Os dejo la reflexión final por si alguien quiere leerla en voz baja:
Hay muchas personas a nuestro alrededor que nos necesitan. Nosotros, hemos sido elegidos para extenderles una mano y ayudarles a caminar a nuestro lado.
Muchas veces nos obligamos a dar donativos para tener nuestra conciencia tranquila, pero no es del todo cierto... Él, nos enseñó a dar sin esperar nada a cambio. Él, nos enseñó a ofrecer nuestra sonrisa incluso en los momentos más duros de la vida. Nos enseñó a no rendirnos y a tener Fé.
El mundo en que vivimos está lleno de noticias que nos tientan a no colaborar con los más necesitados. Fraudes, causas de personas que utilizan la enfermedad para lucrarse, personas que piden dinero o ayuda como oficio...pero la otra cara de la moneda son todos aquellos desfavorecidos que realmente te están esperando, te necesitan, te piden a gritos sordos..¡¡¡AYUDA!!!
Para ser solidario necesitamos pequeños gestos. Aquí la mayoría somos obreros y posiblemente haya personas a nuestro lado que están pasando una situación difícil y no nos demos cuenta. Ser solidario no es sólo dar dinero, es dar tiempo, sonrisas, ayudar haciendo una bufanda para el frío o cocinando para un vecino que está en paro.

Ser solidario, sólo requiere que te plantes frente a tu espejo y te digas: ”Aquí estoy Dios mío” dispuesto a lo que haga falta.

Ser solidario es dejarse llevar por la marea de personas que creemos que la mayor riqueza en esta vida es una mochila llena de amigos, de personas que nos recordarán por todo lo que fuimos, lo que les aportamos, lo que disfrutamos y lo que compartimos juntos.

El dinero, las tierras, los coches, televisores, joyas, casas, apartamentos... son cosas que no podremos llevarnos a la eternidad.
Pero nuestras obras, nuestras manos solidarias, la ayuda, el trabajo, los consejos, los abrazos, los atardeceres en familia, compartir la mesa con los que no tienen, y miles de gestos que seguro sabéis mejor que yo...¡¡¡ esos!!!, marcarán la retina de vuestros sucesores, y harán de vosotros una herencia rica en valores que se transmitirá en las siguientes generaciones haciendo que este Mundo que Diós creó, siga siendo hermoso y solidario.
Con una pequeña aportación cambiaremos la vida de muchas personas. Ellos necesitan comida, por supuesto, pero necesitan aún más un pozo para conseguir agua y regar sus campos secos. Necesitan semillas, abonos y máquinas para cultivar la tierra y poder vivir cada día. Necesitan escuelas y dispensarios médicos donde puedan ser atendidos y vacunados para disminuir la mortandad infantil.
Por eso el lema de este año es que necesitamos gente comprometida. Os necesitamos a todos y cada uno de vosotros. Ayudadnos como podáis, porque así ellos podrán, poco a poco, obtener sus propios alimentos y no esperar a que campañas como MANOS UNIDAS vuelva al año que viene a enviarles algunos contenedores de comida que en poco tiempo habrán quedado vacíos y el hambre volverá a sus vidas.



Escrito por María Jesús Sacristán

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